Memorias
de Adriano
Wanderlino
Arruda
Fue
con incontenida alegría que
recibí de mi cuñada
Raquel, prestado y aún nuevecito,
el volumen de las "Memorias
de Adriano".Ella que es lectora
constante había leido apenas
las primeras páginas, quejándose
de la falta de tiempo para un asunto
minucioso, tan repetitivo como las
descripciones de Marguerite Yuorcenar.
Las leería después,
no habría problema."Puede
llevarlo y hago un buen uso de él",
me dijo."La mujer de la Academia
Francesa es suya, toda suya",
acrecentó con malicia.Lo
recibí con gratitud anticipada
y le confesé que sólo
no había comprado las "
Memorias de Adriano" por costar
muy caro.No por falta de deseos,
pues ya yo estaba ansioso.Finalmente,
fue por causa de ese libro que Carlos
Drummond de Andrade se había
quedado una semana preso en su casa,
com miedo de alguien apuntarle en
la calle, llamandólo de "el
pobre viejo que todavía no
leyó la Memorias de Adriano".Eso
mismo es, es realmentepobre quién
aún no leyó Youcenar.
Y pobre y no sabe que se está
perdiendo, pues"Las Memorias
de Adriano", que no se llama
novela, es la mayor joya de la orfebrería
literaria de nuestros dias. Un encanto
de trabajo hecho con el cariño
que sólo una mujer pudiera
tener.Bien valió que ella
se haya quedado tantos años,
casi treinta, elaborando y puliendo,
conectando hecho y escogiendo palabras,
para mí, viviendo y reviviendo
el atavismo del mejor tiempo de
esplendor.No es fácil asumir
el papel de Adriano, tener la conciencia
de César, ser Dios y ser
gente, luchar en la tesitura del
alma de un pueblo y de un mundo,
a un sano lance guerrero, político
y amante de cada fase de la vida.Nadie
puede saber donde comienza el autor
y termina el personaje, todavez
que sólo Margarita tendría
tan gran libertad da sentirse Adriano.
La pasión por Antinoos es
por encima de todo del alma femenina.Siempre
me encanté con el dinamismo
del Imperio Romano, 85 donde el
poder nunca despreció la
cultura y el culto a los inmortales
jamás dejó de lado
la vida de cada dia.Mundo de patricios
y plebeyos, de guerreros y artistas,
de libres y esclavos.Roma atravezó
las fronteras con el sentimiento
de la globalización, haciendo
ciudadanos de bárbaros, mostrando
la vida com belleza y civilización,
elaborando leyes y derectrices,
enseñando a vivir.No creo
que exista mejor modelo para la
historia que la discripción
y la narrativa de "la gran
dama de la literatura".Nada
más apropiado para imitar
la realidad. Una penetración
física y sicológica,
un recuerdo de pequeños y
grandes sentimientos, un improvisar
momentánea o una consciente
preparación de cada instante,
de cada período.Adriano no
se contenta apenas en el vivir,
se siente la piedra mayor del destino,
un señor del presente y del
futuro, un gesto suyo pasinando
culturas, permitiendo cambios y
forjando conciencias.A pesar de
todo, las incertezas, la búsqueda
de la afirmación del ser
humano, débil y falible por
todas partes, y todo el tiempo,
pues nadie es el dueño de
la vida, ni el Rey de Roma.Me quedé
más rico de vivencias y de
amor después de las "Memorias
de Adriano". Creo en la grandeza
y en el poder de las letras, en
aquel alfabeto y como resultado
suyo el libro. Después que
aprendemos a leer, desaparece el
egoismo ajeno, el mundo es nuestro,
nadie puede impedir que seamos señores
de nuestra propia cultura.Lo milenar
pasa a ser el ahora, la historia
es la página que tenemos
ante nuestros ojos, somos partícipes
de todo. De todo mismo.Le devuelvo
el libro a Raquel."Memoria
de Adriano" no puede dejar
de ser leído. En último
caso, que la falta de tiempo haga
como con mi otra cuñada,
Lary: consiga una enfermedad cualquiera
y acostada penetre en el alma de
los libros, cabalgue en los sueños
y realice lo irrealizable.